El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, advirtió que su país no cederá ningún territorio a Rusia, horas después de que Washington y Moscú anunciaran una cumbre entre Donald Trump y Vladimir Putin para el 15 de agosto en Alaska, con el objetivo de poner fin a la guerra que ya supera los tres años.
La reunión, que excluye a Kiev de la mesa principal, ha generado fuertes críticas en Ucrania y en gran parte de Europa. El propio Trump insinuó un “intercambio de territorios” entre Rusia y Ucrania, sin dar más detalles, lo que desató la inmediata respuesta del mandatario ucraniano.
“Los ucranianos no entregarán su tierra al ocupante. No se pueden tomar decisiones sin Ucrania; sería una decisión contra la paz”, afirmó Zelenski en un mensaje en redes sociales.
Alianzas y respaldo internacional
En las últimas horas, Zelenski mantuvo conversaciones con el primer ministro británico Keir Starmer, el presidente francés Emmanuel Macron y el presidente del Gobierno español Pedro Sánchez, quienes coincidieron en que “el futuro de Ucrania no puede decidirse sin los ucranianos”.
Los asesores de seguridad nacional de Estados Unidos, la Unión Europea y Reino Unido se reunirán en Londres este sábado para unificar posiciones antes de la cumbre entre Trump y Putin.
Avance ruso y escalada en Donbás
Mientras continúan las gestiones diplomáticas, el ejército ruso sigue avanzando en el este de Ucrania. Moscú anunció la toma de la aldea de Yablonovka en la región de Donetsk, una de las zonas más disputadas del frente.
En las últimas 24 horas, bombardeos rusos han dejado al menos seis muertos y una veintena de heridos en Donetsk y Jersón. La ciudad de Pokrovsk, clave para la logística ucraniana en Donbás, está bajo creciente presión de las tropas rusas.
Exigencias irreconciliables
Rusia condiciona un alto el fuego a que Ucrania ceda Donetsk, Lugansk, Zaporiyia, Jersón y Crimea, renuncie a entrar en la OTAN y suspenda la recepción de armas occidentales. Para Kiev, estas exigencias son “inaceptables” y solo la retirada de las tropas rusas abriría la puerta a una paz real.
La guerra iniciada en febrero de 2022 ha dejado decenas de miles de muertos, millones de desplazados y una devastación que mantiene al país en estado de emergencia.