Las mejores jugadoras de la WNBA llevaron su lucha por mejores condiciones laborales a la cancha durante el All-Star Game en Indianápolis. Todas las participantes salieron a calentar con camisetas negras que llevaban el mensaje «Páguenos lo que nos deben», una protesta visible contra lo que consideran salarios injustos en una liga que ha experimentado un crecimiento récord en audiencia y ingresos.
El conflicto se intensificó después de que las negociaciones del convenio colectivo entre la Asociación Nacional de Jugadoras y la WNBA no avanzaron favorablemente. Breanna Stewart, estrella de New York Liberty y vicepresidenta del sindicato, calificó la última reunión como «una oportunidad desaprovechada». Las jugadoras anunciaron que renunciarán al actual convenio el 31 de octubre de 2025 si no se llega a un acuerdo satisfactorio.
Esta protesta ocurre en un momento crucial para el baloncesto femenino profesional, que ha visto aumentar su popularidad gracias a figuras como Caitlin Clark y Angel Reese. Las atletas buscan no solo mejoras salariales inmediatas, sino establecer un precedente para las futuras generaciones de jugadoras.

El contexto del conflicto laboral
Las raíces de la protesta se remontan al crecimiento exponencial que ha experimentado la WNBA en los últimos años. Con aumentos significativos en ratings televisivos, asistencia a los estadios y patrocinios, las jugadoras argumentan que merecen una porción más justa de los ingresos generados.
Kelsey Plum, base de Los Angeles Sparks, fue clara en su postura: «Queremos una tajada de todo el pastel. No solo una parte». Esta demanda refleja la frustración de las atletas ante salarios que, en muchos casos, no superan los $100,000 anuales en una liga que factura millones.
El All-Star Game se convirtió en la plataforma perfecta para su mensaje, con la atención mediática centrada en Indianápolis. La protesta rápidamente se viralizó en redes sociales, generando conversación sobre la valoración del deporte femenino profesional.
Reacciones y lo que sigue
La protesta ha recibido apoyo de diversas figuras del deporte y entretenimiento. Angel Reese, una de las caras más visibles de la liga, declaró:
«El baloncesto femenino está en pleno auge. Es importante que consigamos lo que queremos ahora, no solo para nosotras, sino para el futuro».
Analistas deportivos señalan que este movimiento podría marcar un punto de inflexión para la WNBA, similar a lo que ocurrió con otras ligas profesionales cuando enfrentaron disputas laborales. Las jugadoras han demostrado unidad y determinación en su búsqueda de:
- Salarios más competitivos
- Mejores condiciones de viaje
- Porcentajes más altos de los ingresos por merchandising y derechos televisivos
Mientras continúan las negociaciones, el mensaje de las jugadoras es claro: el crecimiento de la liga debe traducirse en mejores condiciones para quienes la hacen posible.